jueves, 9 de febrero de 2012


Dibujar su inicial por todos lados, e incluso en tu mano.
Sonreír cuando te habla como si fuera lo más gracioso del mundo y decirle con esa vocecita que es bobo.
Creer que su olor ha de formar parte de cualquier molécula de oxigeno que inspires, que sus pupilas y sus iris van a acabar de trastornarte, porque esos ojos marrones son encantadores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario